El color del vino tinto es un factor muy importante a la hora de hacer una evaluación visual del producto. Los responsables de los matices rojos son unos compuestos químicos llamados antocianos y se encuentran en la piel de la uva. Según el tipo de uva y la maceración que se haga del mosto con las pieles durante la vinificación, la intensidad colorante variará. Variedades de uva como el Syrah o el Monastrell poseen una gran concentración de antocianos.
Existe una transformación cromática del vino en la evolución de este en el tiempo. Así es que se podrá valorar la edad del vino según su color. El vino tinto joven mostrará una tonalidad más violada o azulada que un vino más envejecido que expresará unos tonos más anaranjados o color teja.
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