En el siglo XIX, tras el ataque de la filoxera en el viñedo francés, tuvo lugar un hecho clave para el futuro vinícola de Somontano: la familia y bodega Lalanne llegan de Burdeos y Buenos Aires a Somontano e implantan en la región variedades de uva como Chardonnay, Merlot o Cabernet-Sauvignon que ya, desde entonces, forman parte del patrimonio vitivinícola de Somontano.
Todo ello conllevó un aumento de la producción vinícola de la comarca, la realización de unas buenas ventas y un incremento de la exportación, y que, durante este siglo, la producción de vino en Huesca se fuera ciñendo cada vez más al Somontano, debido a la especialización de la zona en la producción ya la buena calidad de los vinos. En el siglo XX, concretamente en los años 60, el nacimiento de la Cooperativa Comarcal Somontano del Sobrarbe -que aglutinaba a gran parte de los viticultores de la zona - supone la apuesta de la zona por la viticultura de calidad, como motor de la economía y los primeros pasos del nacimiento de la Denominación de Origen Somontano que sería aprobada en 1984. A partir de ese momento, y sobre todo a partir de los años 90, la llegada a la zona de grandes proyectos empresariales con fuertes inversiones coloca los vinos Somontano entre los mejores de todo el país con la DO Somontano.
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