Vinos elaborados con variedades de uva blancas presentarán colores amarillentos gracias a unos compuestos llamados flavanoles que se encuentran en las pieles de la uva. Vinos producidos con variedades tintas presentarán colores rojizos gracias a unos reactivos llamados antocianos que sólo se encuentran en las pieles de la uva negra. Procesos como la sobremaduración del fruto producirá un inevitable oscurecimiento del color del grano de uva y los vinos resultantes presentarán tonos más marrones. En etapas de envejecimiento en barricas de roble o en los recipientes de vidrio donde se maduran los vinos rancios para sol y serena, la oxidación controlada que recibirá el vino degradará su color a matices más anaranjados. Algunos ejemplos representativos de estos vinos serían:
Fino: Vino generoso de color amarillo pálidos debido a que se utiliza la variedad blanca Palomino Fino, y también a la crianza biológica que sufrirá el vino con ausencia de oxidación del color.
Moscatel: Desde matices amarillos pálidos y limón de los moscateles jóvenes, a tonos más dorados o incluso yodados los moscateles con envejecimientos oxidativos en barricas de roble.
Porto: Un Oporto Ruby ya que no tiene envejecimiento en barrica presentará color rojos púrpura, en cambio un Tawny 20 años presentará tonos teja con reflejos anaranjados debido a su prolongada estancia en barricas.
Pedro Ximénez: Estos vinos pueden presentar colores castaño intenso o incluso caobas ya que la uva sufre una sobremaduración por "asoleo" con el consecuente oscurecimiento del fruto, y luego puede ser envejecido durante muchos años en barricas de roble por el tradicional sistema de criaderas y soleras.
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