Limpio, límpido y brillante. Color salmón claro con reflejos ligeramente grisáceos. Muy agradable a la vista.
En nariz, si tenemos que encontrar un adjetivo para poder describir es sutileza. Eso si, rellena de una elegancia absoluta com son los vinos firmados por Gérard Bertrand. Aromas ligeros y frescos, donde se expresan las fresas silvestres, las frambuesas y la piel de melocotón blanco.
Entrada en boca con toda la frescor que lo caracterizaba en nariz. De cuerpo medio pero con una acidez suficiente para hacer protagonistas los sabores principales de la fruta. Equilibrado, fresco y tremendamente seductor en que no va a dejar a nadie indiferente.
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