Los vinos son deleite, cultura y disfrute porque explican historias que nos trasladan a tiempos que hoy son solo ya recuerdo. Por eso, porque nos gustan el vino y las historias que se esconden tras él, desde Grau Online, tu tienda de vinos online por un momento queremos dejar a un lado nuestra condición de tienda de vinos y licores para invitarte a conocer los caldos más antiguos del mundo de nuestra mano, de la mano de quienes dirigen tu lugar preferido en la red para comprar bebidas online.
El vino que cató Lecrerc
En 1944, y tras liberar la ciudad de Estrasburgo de los nazis, el general Phillippe Lecrerc fue invitado a probar un vino blanco especial como pocos. Era el que se considera el vino más antiguo que se conserva en el mundo y todavía puede catarse. Según sus conservadores –se encuentra en la denominada Cave Historique des Hospices Civils de aquella ciudad alsaciana-, data del año 1472. Lo conservan en un tonel de 300 litros con forma de huevo que se estrenó en 2015. Antes, y durante cuatro meses, se había conservado en una tina de acero inoxidable que sirvió como relevo provisional al antiguo tonel –también con forma de huevo- que conservó el vino desde 1718 hasta 2014. Lo cambiaron porque la vieja cuba dieciochesca presentaba grietas que causaban pérdidas de hasta tres litros anuales del preciado caldo. Antes de que lo degustase el general Lecrerc, el vino había sido catado otras dos veces: una en 1576 y durante la firma de un acuerdo de cooperación entre las ciudades Estrasburgo y Zúrich, y otra en 1718, justo tras colocarse la primera piedra del Hospital Civil de Estrasburgo. Se trata de un vino blanco seco que alcanza actualmente los 9’4º, conserva aromas de madera y vainilla y presenta un pH del 2,21 que lo convierte en un vino tan ácido como el vinagre. Cada año se pierde por evaporación un 1% del contenido del tonel, pero los conservadores reemplazan lo evaporado con blanco seco.
Pedro Ximénez de antes de La Gloriosa
En 1868 Isabel II abandonó España tras la revolución denominada Gloriosa y seguro que muchos de quienes participaron en aquel episodio lo celebraron o ahogaron penas -por aquel entonces, y como ahora, España era un país en el que convivían sensibilidades políticas contrapuestas- con una copa de buen Jerez. Quizá lo hicieran con el Pedro Ximénez Gran Orden 1860, un vino dulce de 18º cuya solera fue creada justo ocho años antes de la Revolución de Septiembre por José Garvey, pues ya en aquel momento se comercializaba. El vino en cuestión ha llegado a nuestros días gracias al particular sistema de criaderas y soleras, una genialidad del arte enológico que consiste en almacenar el vino en barricas colocadas en tres alturas de las que cada cierto tiempo se saca un porcentaje de su contenido para rellenar otras. De las situadas cerca del suelo –de ahí lo de solera- se extrae periódicamente un cuarto del contenido para destinarlo al consumo y lo que falta se rellena con vino de la hilera central o primera criadera. Los barriles de esta hilera se llenan con vino de la hilera superior, que se rellena con vino nuevo. Gracias a este sistema, vinos como el Gran Orden 1860 llegan aún a nuestras mesas y podemos degustarlo, como ya lo hicieron los padres de nuestros tatarabuelos.
Desde Alicante a Girona pasando por el fondo del mar
Del Fondillón cuentan en la provincia de Alicante que es un monumento vivo. Se obtiene por sobremaduración de la clásica uva monastrell de la zona y se elabora, como los vinos dulces de Jerez, con criaderas y soleras, pero explican los defensores de este vino levantino que nada tiene que envidiar a sus padres andaluces. Hoy, el Fondillón lo comercializan bodegas tales como Bocopa, Primitivo Quiles, Las Virtudes, Culebrón, Santa Catalina, Vinos de Algueña o Bodegas Alejandro; pero el Fondillón más antiguo del que se tiene noticia estuvo expuesto en Gerona en 2014. Se trata de una botella original de 1813 localizada en el pecio de un navío inglés que se hundió frente al Delta del Ebro. Los restos fueron localizados en 2008 por pescadores de la zona y todo lo recuperado –incluida la botella de Fondillón, que se supone formaba parte de la bodega particular del capitán del barco hundido- se exhibió en Girona dentro de la muestra Deltebre I: La Historia de un Naufragio. La botella se supone que fue adquirida en Alicante, donde el barco hizo escala antes de hundirse en Tarragona. Los expertos que han analizado el vino concluyeron que se trataba de un Fondillón, vino muy del gusto de la oficialía naval británica de la época.
Jerez y malvasía del XIX
Del Marco de Jerez viene Maestro Sierra 1830, un amontillado que se elabora con sistema de soleras y criaderas desde 1830 con mosto de palomino. Lo singular del Maestro Sierra 1830 es que se elabora utilizando cubas de 2.000 litros en lugar de las de 500, lo que permite una oxidación singular que hace único este vino. Pero como no todo queda en Jerez, el amante de los vinos antiguos tiene que viajar también hasta las bodegas El Grifo, que funcionan desde 1775 en Lanzarote y conservan tres barriles de 800 litros llenos de malvasía dulce color caoba original de 1881 que, aunque no se comercializa, sale de la bodega en contadas botellas –las cubas se rellenan según un sistema similar al de soleras y criaderas- de las que pueden disfrutar unos pocos elegidos.
La botella más antigua del mundo
Con todo, el vino que se supone el más antiguo del mundo no es ninguno de los anteriores, ya que en Speyer (Alemania) se conserva una botella de cristal blanco sellada con cera de 1.650 años que se localizó en la tumba de un noble romano. Contiene un líquido blanco -vinagre ya probablemente- que se sospecha que pueda resultar ya venenoso. Fue analizada por químicos del II Reich durante la I Guerra Mundial.
Font de la imatge: Flickr
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