Con la llegada de la primavera volverán las altas temperaturas, el bochorno y la sed debida a la deshidratación. Una de las mejores maneras de refrescarse y al mismo tiempo disfrutar de un buen vino es escoger beber un vino rosado.
CONOCE LOS VINOS ROSADOS DEL MOMENTO
El gusto del consumidor, las nuevas tendencias y las innovaciones tecnológicas, han marcado la evolución que han sufrido los vinos rosados a lo largo del tiempo.
- En los años setenta gracias a las nuevas tecnologías se empezó a sustituir el perfil de los “claretes” para los vinos rosados de colores rosa fresa, limpios y brillantes.
- Durante los ochenta se extiende la célebre fórmula de los vinos navarros que elaboraban con la variedad garnacha tinta, rosados afrutados, ligeros y frescos.
- Los noventa sirvieron para diversificar la oferta de vinos rosados utilizando variedades internacionales como el merlot, syrah o cabernet sauvignon.
Petit Caus Rosat, producido con merlot, cabernet sauvignon, cabernet franc, syrah y tempranillo.
- Actualmente aparte de los estilos mencionados, algunas bodegas intentan hacer un vino más moderno buscando la innovación y el terroir de la zona. Para ello se utilizan variedades de uva autóctonas y se experimenta aplicando distintos envejecimientos.
Abadal Cabernet/Sumoll, vinificado parcialmente con la curiosa variedad catalana sumoll, recuperada entre otros por la bodega Abadal.
ELABORACIÓN DE NUESTROS ROSADOS
Podríamos definir el vino rosado como un vino elaborado con uva tinta o mezcla de uva blanca y negra, al cual se le aplica una maceración corta, de las pieles con el mosto, antes de la fermentación. Según la duración de la maceración obtendremos rosados de más color y potentes aromas o de tonos pálidos y suaves fragancias. Distinguiremos dos maneras de producir rosados y nos centraremos en las operaciones prefermentativas, ya que serán las que marcarán el estilo y características del producto final.
Sierra Cantabria Rosat, elaborado con tempranillo, garnacha tinta (variedades tintas) y viura (variedad blanca)
1- Rosado por prensado directo: Consiste en vinificar uva tinta o una mezcla de uva blanca y negra de la manera en que se elabora el vino blanco. La uva tras ser derrapada (separar el grano de la uva del raspón) y estrujada (presión que se le aplica al grano de uva para aplastarlo) irá directamente a la prensa. Durante el prensado se producirá la maceración entre las pieles y mosto, será entonces muy corta y el mosto resultante tendrá poco color. A partir de aquí desfangaremos el mosto (proceso donde se eliminan las partículas sólidas en suspensión del mosto) y después realizaremos la fermentación. Una vez terminada la transformación del azúcar en alcohol, ya tendremos el vino rosado, que después del filtrado y el embotellado lo podremos comercializar.
2- Vino rosado por maceración: En este caso la uva tras ser derrapada y estrujada irá a una tina o depósito donde haremos una maceración con la pasta resultante (mezcla de pieles, pulpa y mosto). La variedad de uva empleada y el criterio del enólogo determinarán el tiempo de la maceración. Este proceso puede variar de pocas horas hasta algún día. A partir de aquí el proceso será el mismo que en la elaboración del rosado por prensado directo. Prensaremos la pasta macerada, desfangaremos el mosto, fermentaremos, filtraremos el vino y lo embotellaremos.
En algunas zonas como Navarra tienen prohibido por la denominación de origen prensar la pasta macerada. Sólo pueden extraer el líquido del depósito que se ha formado en el estrujado y la maceración. El proceso se llama sangrado y el mosto obtenido será de una calidad superior al obtenido por prensada.
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